lunes, 3 de diciembre de 2012

Primer experimento con niños.

Suena mal, ¿verdad? Parece que me los he comido o algo. Pues no, es peor que eso: como buen padre friki  que soy acabo de hacer el primer experimento rolero con mis propios hijos. ¡Soy Menguele, soy Menguele!

Comparto la experiencia porque me consta que por ahí hay mucho padre con  inquietudes similares.

Hora: tarde-noche del domingo.

Lugar: la bañera.

Sujetos: S., niño, de 4 años, y M., niña, de 2 años.

Sistema: ninguno, básicamente se trata de un cuento en el que ellos son los protagonistas.

No esperéis alardes de originalidad, la historia fue creada sobre la marcha mientras les lavaba el pelo.

La "partida" a grandes rasgos:

En el pueblo de Villalmendra de Arriba viven S.y M., y también el mago Cucurucho, que acaba de inventar un elixir de crecimiento. Como le gustan mucho los bichos lo prueba con un escarabajo pelotero (homenaje a "El sulfato atómico"). El escarabajo hace una pelota gigante y avanza hacia el pueblo causando estragos en el bosque. En ese momento le pregunto a S. a qué se dedican (aventureros, exploradores...) y qué hacían en el bosque. Decide que son investigadores y estaban paseando. M. también se apunta pero porque se apunta a todo aunque no entienda de qué estamos hablando.

 Así soy yo, siempre acudiendo a los clásicos.

Se encuentran con el mago, que corre perseguido por la enorme pelota de barro. Los niños le detienen para preguntarle qué pasa. Cuando el mago les cuenta el percal S. decide que lleva unas zapatillas mágicas y le va a dar una patada a la pelota de barro y la va a mandar volando por el aire. El escarabajo se pone triste sin su pelota y empieza a hacer otra. S. decide que hay que hacer una poción para que vuelva a ser pequeño y van a la torre del mago. El mago le pide que le de el libro de conjuros y le vaya diciendo qué es lo que tienen que echar en el caldero. S. consigue los ingredientes y luego convence al escarabajo de que se deje echar la poción porque al ser tan grande no va a poder entrar en su casa con su papá y su mamá. Una vez el escarabajo pelotero recupera su tamaño original hace una pelota de caca y se marcha. La pelota de caca causa gran jolgorio y algarabía. Se nota que son mis hijos. Los niños arreglan los desperfectos causados por el escarabajo gigante en los alrededores del pueblo con un martillo y un destornillador.

Una vez se han puesto el pijama S. quiere seguir jugando, así que empezamos una segunda aventura.

El mago manda a Filomeno, su cuervo parlanchín, a llamar nuevamente a los niños. M. dice que ella pasa de todo y que se va al pueblo rosa con un gato que se llama Olivio. A mí no me miréis, es cosa suya. S. acude a la llamada y va a la torre, pero está cerrada. La única forma de entrar es respondiendo correctamente una adivinanza que plantea la cara tallada en la puerta. Respondan lo que respondan la respuesta va a ser correcta. Ya he experimentado anteriormente con el mundo adivinanza y, después de que S. me respondiera cuatro veces seguidas "manzana" a la de "blanco por dentro, verde por fuera...", incluso después de decirle que era la pera, ya doy todo por bueno. Lo que le gusta es sentir que ha desentrañado el misterio de la adivinanza.

Esta, más o menos, viene siendo la tendencia.

El panadero ha pedido a Cucurucho que le haga un poco de su chocolate especial para echárselo a unas madalenas. Uno de los ingredientes es ala de murciélago y ahora todos los que se han comido las madalenas están flotando por el techo de la panadería. S. va a la panadería y él interpreta que los clientes están flotando porque están metidos en burbujas gigantes, no me preguntéis por qué. Pincha las burbujas con la parte puntiaguda de la cabeza de su martillo y aquí paz y después gloria. Fin. No hubo reparto de px.

Tiempo estimado: 20 minutos, pero por S. podríamos haber seguido.

Conclusiones:
Hasta que no tengan incorporado el concepto de "reglamento" es inútil pretender aplicar uno. De momento lo suyo es ir planteándoles una historia en la que son los protagonistas, preguntarles de vez en cuando qué hacen y modificarla en función de lo que respondan. Hasta que no tengan incorporado el funcionamiento de los juegos de mesa es inútil intentar implemantar un reglamento en un juego de rol porque "reglamento" un concepto que sencillamente no existe en su universo. Lo mismo con el tema mapas, contadores, figuritas, etc... me parece mí que, como pronto, a los 8 o 9 años.

16 comentarios:

Edanna dijo...

Vaya, parece que os está dando a todos el ataque paternal de diciembre. Supongo que ya te habrás pasado por la "bodeguilla" de Carlos de la Cruz.
A esa edad poco más que hacer que tomen diferentes rumbos en la historia y poco más. A medida que crezcan, desde mi experiencia claro está, vas complicando el desarrollo de esas decisiones y elaborándolas más y más hasta convertirse en... (Rolemaster?) bueno, no seamos tan pretenciosos. El siguiente paso que yo siempre hago es añadir un dado que les ayude a tomar esas decisiones y el número de ellas va aumentando a medida que crecen.
Desde el momento en el que toman una decisión u otra, supongo yo, ya estás aplicando un reglamento. Así que es una buena idea.

Saludos y ánimo con ello. Al final haré una tesis sobre el tema me da a mí, porque con adultos jugar poco, pero con nenes ya tengo unas cuantas muescas en mi revolver.

Anónimo dijo...

Con mi hijo de cuatro años recién cumplidos ya he jugado alguna vez un "wargame" con figuritas de indios y vaqueros usando un dado para saber si los disparos acertaban o no (los rojos aciertan con 4+, los amarillos con 5+ y los verdes con 6+). También hemos usado dados para simular carreras entre muñequitos de animales empleando las baldosas del suelo como marcas de distancia (tipo "león persigue a cebra, si la atrapa se la come").

Erekíbeon dijo...

Jajajja, yo también he redescubierto los chistes de caca-culo-pedo-pis. Y no te creas, te queda un solo año para que empiecen a querer usar los dados que tienes por casa para algo más que para hacer torres.

¡Un abrazo, camarada! Y bienvenido a la logia :-P

Edanna dijo...

Por cierto, si os animais a tirar dados para decidir cosas os recomiendo los dados de peluche grandotes que venden ahora. Y a ser posible d10, para así ir trabajando unidades y decenas.

Saludos :)

Moisés Giménez dijo...

Se está comentando mucho acerca de los reglamentos para utilizar con niños, y por fin escucho algo que cuadra con las teorías del desarrollo. Resulta que hasta los 7-8 años, el concepto de reglas no encaja con la mentalidad de los lechones, a pesar de que el hecho de participar en un juego les interese. Vamos, que jugarían al Monopoly pero solo para llevar a la banca, repartir billetes y montar fichitas.
Pero bueno, así somos, y si empezamos a vender reglamentos a los 2 años, el negocio será redondo.

Carlos de la Cruz dijo...

Me he reído mucho con las historias, las reacciones de los críos me han encantado (y son muy parecidas, en espíritu, a las de los míos). Me resulta curioso cómo tratan de convencer al escarabajo de que se haga pequeño para poder irse con su papá y su mamá. A esas edades, obviamente, el tema de la paternidad lo tienen muy presente, y de algún modo termina apareciendo a poco que les des un poquito de... en fin, de "control narrativo" ;).

Me ha molado. Bienvenido a la Logia de Padres Evangelizadores del Rol. Tenemos un saludo especial, ya te lo enviaremos por Guasap.

Unknown dijo...

¿Quién quiere reglamento? ¡Los niños han descubierto el rol y el indie todo en la misma sesión! :P

En serio, felicidades por la experiencia, seguroq ue son momentos como ese, la primera "partida de rol" con tus hijos, los que se recuerdan cuando uno es viejo

Pablo de Santiago dijo...

Lo más triste es pensar que un grupo de 3-5 adultos habría destrozado al pobre escarabajo a base de bolas de fuego, espadas vorpalinas y lanzas exterminadoras de coleópteros.

En fin, no somos nadie...

Juan dijo...

Si es que son unos cracks. Tenemos que aprender de ellos más.

Vito dijo...

¡Caca! ¡¡Jajaja!!

Akrabu dijo...

Jajajaja, me habría encantado jugar esa partida XD

Yo también me lo he pasado bomba con las reacciones de los críos, y como dice Teórico del Rol, fijo que a un grupo de jugadores adultos no se le habría pasado por la cabeza tener una diplomática charla con el escarabajo para solucionar el problema X**D

Rafa Falopowel dijo...

De todos modos tienes juegos de mesa a partir de los dos años, de la mano de Haba y de Devir. Es una buena manera de introducirlos a los juegos en general, y muy divertida. Por otro lado veo bien lo de los 8-9 años, fue la edad con la que empecé yo y soy una persona normal, normal, normalllllllllllllllllllllllllllllllllllllll.

Anónimo dijo...

Ahh pero tienes mujer e hijos?

Desde luego no es el perfil que se espera de un rolero

cifu79 dijo...

"Hasta que no tengan incorporado el concepto de "reglamento" es inútil pretender aplicar uno. De momento lo suyo es ir planteándoles una historia en la que son los protagonistas, preguntarles de vez en cuando qué hacen y modificarla en función de lo que respondan. Hasta que no tengan incorporado el funcionamiento de los juegos de mesa es inútil intentar implemantar un reglamento en un juego de rol porque "reglamento" un concepto que sencillamente no existe en su universo. Lo mismo con el tema mapas, contadores, figuritas, etc... me parece mí que, como pronto, a los 8 o 9 años."

En esto ultimo discrepo SD6 se ha demostrado comprensible para niños de 6 años y, en cierta medida, incluso menores. De hecho sus mecánicas ligeras parecen mas asumibles para los niños que para muchos roleros curtidos. Se ha dado el caso de un jugador que han exigido Dados de Oposición (penalización) "por que el dragón es mucho mas grande que yo".

http://spqrol.com/foro/index.php?topic=160.0

Ragna dijo...

Entrañable entrada... :D

Cuentanos cuando maten su primer orco :)

Verzobias dijo...

Hace poco regalé a una niña de 8 años el Laberinto mágico (chulisimo, por cierto, hasta para mayores), y la Noche de los magos.
Está encantada con sus "primeros" juegos de mesa, de su propiedad. Porque jugar ya ha jugado; menudas palizas nos mete al Catán y al Puerto Rico.

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