martes, 20 de noviembre de 2018

Proyecto Saga: el paso a 15 mm.

Decía que empecé a pintar vikingos de 28 mm, pero al cabo de un Señor y 2 puntos de Guardias (un total de 9 miniaturas) empecé a acusar el mismo problema que me ha impedido jugar a ningún juego de miniaturas con todo la banda/ejército/equipo pintado: el aburrimiento. La idea de tener que pintar otros 16 para completar los 4 puntos de la banda de vikingos y otras 25 miniaturas para tener otros 4 puntos de otra banda contra la que jugar me daba escalofríos. Fue entonces cuando me planteé la posibilidad de jugar a 15 mm. No es la escala que se utiliza en clubes y torneos pero, a quién quiero engañar, jamás voy a clubes, mucho menos a torneos.

 Señor de 28 mm.
No está nada mal para ser baratilla y de plástico.

Antes de seguir gastando de forma compulsiva hice una prueba para ver cuánto tardaba en pintar miniaturas de esa escala y si me producía el mismo tedio. A tal fin, agarré un grupo de mando moro y una unidad de 8 moros con espada y escudo que tenía por ahí, de una vez que intenté meterme en el mundillo del DBA (sin conseguirlo, soy incapaz de entender el reglamento). Conste que no los llamo moros de forma peyorativa, los llamo así porque así es como aparecen en el suplemento de Saga: La edad de las Cruzadas Peyorativas. Para ser tantas miniaturas, no tardé mucho en pintarlas, y eso que el grupo de mando iba a caballo y que les dediqué más de la cuenta aplicando técnicas más adecuadas para miniaturas de mayor escala. Esto no es nada recomendable. Me parece que con dar un primer color oscuro como sombra y un color más claro por encima es más que suficiente. Más luces o tonos solo consiguen que de lejos las figuras se perciban como manchurrones de color indefinido, ese marrón caca que salía cuando mezclabas colores de plastilina en la guarde. También favorece la velocidad el hecho de que las miniaturas de 15 mm, salvo algunas excepciones, son más feas que pegar a un padre con un calcetín sudado. Cualquier cosa que les hagas supone una mejoría.

Pero feas, feas...

Satisfecho con el resultado, y sobre todo con el tiempo que me llevó, decidí pasarme a los 15 mm. Después de consultar la gama de algunas marcas estaba decidido por los vikingos de Baueda (¡ENLACE!), y por una estas piruetas del destino me encontré en una tienda un zurrón de vikingos de Baueda de saldo, creo que un ejército de DBA con tienda de campaña incluida, lo que se traduce en 70 y pico miniaturas por unos 24 euros. Son suficientes miniaturas para dos bandas de 4 puntos, vikingos y anglodaneses, y unas cuantas de sobra para llevarlas hasta los 6 puntos que viene a ser el estándar (una unidad de berserkes y otra unidad de guardias). Como además venían 4 arqueros, compré un sobre de arqueros, también de saldo, para tener los 12 de una leva. Et voilá!

Los de 15 no le llegan a la altura de la...

La limpieza y el montaje fueron muy rápidos. Utilicé monedas de 1 céntimo como peana, excepto en el caso del Señor, que monté en una de 20 mm creo, de las de Renedra ENLACE!), con un músico tocando el cuerno para que quede bien claro quién manda ahí.

Aquí la banda.

Acto seguido empecé el proceso de pintura con el Señor, el aguerrido líder de los saqueadores de monasterios. Le dediqué solo un par de días, peana y barniz incluidos, quedando patente que aquello iba a ir rapidito.

Pero feas, ¿eh?
No os perdáis la espada aplatanada del músico.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Proyecto Saga

¡Hola! Voy a hacer como si el blog no estuviera muerto.

Por diversos motivos, ninguno bueno, este verano tuve mucho tiempo libre y decidía adentrarme en el proceloso mundo de los reglamentos para miniaturas. Le eché un ojo al de Warhammer Age of Sigmar, cuyas miniaturas son la polla con cebolla de plástico, pero me pareció un tiradados sin orden ni concierto. Un día lo probé con mi chiquillo y no dábamos crédito, pensábamos que estábamos haciendo algo mal; pero no, resulta que es así de malo. Una auténtica pena.

Aquí una tirada de Ataque en AoS. Faltan la de Daño y la de Armadura.
Y los re-rolls.

Así que, una vez revendida la caja de inicio, decidí investigar otro tipo de reglamentos menos mainstream. Empezamos con Frostgrave, que nos resultó muy divertido, aunque un poco cruel en cuanto a la dependencia de la suerte. El juego utiliza un dado de 20, y cualquier jugador de rol sabe que el dado de 20 es lo más cabrón que hay sobre la faz de la tierra.


El Frostgrave consiste en acumular escenografía
hasta que el tablero parece un poblado chabolista.

Aún así nos echamos nuestras buenas partidacas, y hasta mi hija se animó a jugar con una banda de cazadores de tesoros liderada por...

..."Sueltaloooo, sueltaloooooooo".

Y es que el hecho de poder utilizar cualquier miniatura que tengas por casa (y será por miniaturas con el Diógenes rolero) hace que resulte especialmente fácil de poner en marcha sin necesidad de hacer más inversión que los 15-20 euros que cuesta el manual. De hecho, aproveché para "restaurar" algunas miniaturas viejunas que tenía por ahí guardadas en cajas.

Un zombi restaurado. Mejor que el primer día.

Pero mi investigación no se detuvo ahí, y de Frostgrave pasé a otros reglamentos de Osprey como el Dragon Rampant, con el que también se puede usar cualquier miniatura, y el Fighting Sail, que pensaba jugar usando viejos barcos desmontables de Pirates of the Spanish Main. Lamentablemente, el final de las vacaciones dejó esos proyectos pendientes hasta el verano que viene, eso sí, no sin antes acabar echando un ojo al Saga.

Sobre el papel, el reglamento del Saga me flipó. A pesar de ser un juego histórico tiene un punto lo bastante macarra como para satisfacer a jugadores como yo, que vengo del Hordes/Warmachine. Arrastrado por el hipe empecé a hacerme con toneladas de plástico con forma de vikingos por un precio irrisorio, como la banda vikinga de plástico (¡ENLACE!) de Gripping Beast o los vikingos a go-go de Warlord gamesENLACE!), que encima conseguí con un descuentazo. El caso es que 9 vikingos montados y pintados más tarde me di cuenta de que iba a tardar una eternidad en tener, no una, sino dos bandas pintadas; porque no voy a poder engañar a nadie de mi entorno para que se suba al carro de un nuevo juego de miniaturas, y encima histórico. Y ahí es donde comenzó mi... ¡Proyecto Saga 15 mm!

Pero eso ya lo dejo para otra entrada. Dentro de uno o dos años.